jueves, 27 de noviembre de 2014

FE Y RAZÓN SEGÚN T. DE AQUINO.

En la época de Santo Tomás la obra de Aristóteles había llegado al mundo cristiano de la mano de Averroes, a través del averroísmo latino, en el que, entre otras cosas que contradecían el dogma católico, se mantenía la teoría de la doble verdad: una era la verdad de razón y otra era la verdad de fe, de tal manera que no tenían por qué coincidir, e incluso, podían entrar en contradicción.
Santo Tomás rechaza esta teoría. Para él, las verdades de fe y las de razón tienen que coincidir, ya que, según él, ambas provienen de Dios. Si alguna vez la razón contradice a la revelación (palabra de Dios), porque el hombre se halla equivocado, siempre es la razón la que debe someterse a la fe.
Por tanto, el pensamiento tomista ha consistido en un esfuerzo por integrar la filosofía (aristotélica) con la teología, creyendo útil la utilización de ambas para lograr la salvación. Aunque ambas teorías son compatibles -según Aquino- son diferentes:
La filosofía se ocupa de las verdades accesibles a la razón humana y su alcance es limitado. Pero dado que la filosofía se preocupa por el ser, sus causas y principios, esta debe estar coronada por la metafísica y buscar la causa primera de todo ser, Dios.
A la teología Santo Tomás la define como la doctrina de la revelación, aquello que busca la palabra de Dios fundamentándose en la fe. Mediante la fe se alcanza el conocimiento de aquello que se encuentra más allá de los límites humanos. En el contenido de la revelación, Santo Tomás distingue entre:
Lo revelado: lo llama “artículos de fe”. Consiste en una serie de conocimientos sobre Dios que han sido reveladas por Él y que, por lo tanto, exceden de la capacidad de la razón humana, por lo que se aceptan basándose en su autoridad y no en evidencias y demostraciones. Son las también llamadas verdades de fe.
Lo revelable: lo llama “preámbulos de fe”. Son también conocimientos sobre Dios, pero accesibles a la razón humana. Son las explicaciones de la Biblia, que pueden ser explicadas racionalmente. Son las también llamadas verdades de razón.

Ambas son fuentes de conocimiento, pero la razón tiene un límite a partir del cual se sitúa la fe, con lo que la fe aporta conocimientos que la razón no puede alcanzar, viniendo así a perfeccionarla (este concepto se puede relacionar con el de San Agustín de Hipona sobre la fe y la razón).


POR ÁLVARO ALEMÁN RANDO. 

1 comentario:

  1. ¿De qué sugerencia mía parte esto? Trata de elaborar un discurso propio. Investiga, lee, contrasta información y cuando estés preparado haz tu aportación. Un artículo es algo más que un simple resumen o "corta-pega". Cuida la estética, incluye alguna imagen

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